Un telefonazo de alguien que, en un momento dado, se acuerda de tu nombre para un trabajo puede suponer un punto de inflexión en tu carrera. Pero, ¿cómo lograr dejar esa huella duradera en la mente de un potencial empleador? Es la pregunta que se plantea el periodista Ramón Oliver en El Economista, una tema para el que ha contado con las aportaciones de Samuel Pimentel, Presidente de Ackermann International.
Además del enlace al reportaje de El Economista, compartimos contigo las declaraciones íntegras que el Presidente de Ackermann International brindó al periodista.
¿Qué elementos -positivos- quedan en la memoria de un posible empleador?
Samuel Pimentel: Los elementos que más impacto dejan en la memoria de un posible empleador están directamente relacionados con: primero, la capacidad del profesional para demostrar su aportación de valor; segundo, con la capacidad para mostrar qué es lo que le hace diferente y especial, es decir, qué le convierte en el mejor candidato para el puesto y las necesidades que tiene esa empresa; y tercero, con la capacidad para transmitir autenticidad. Las cualidades técnicas pesan, pero son los aspectos actitudinales los que, al final, marcan la diferencia. Las empresas no solo buscamos un nivel técnico impecable, sino también integridad, principios, valores, actitud positiva, humildad, generosidad, curiosidad…
¿Cómo asegurarnos de que dejamos una huella positiva y duradera allá por dónde vayamos?
Samuel Pimentel: Para crear un impacto positivo y sostenible allá por dónde vayamos es importante ser un buen profesional y, sobre todo, una buena persona. Es cuestión de talento y de talante. Esa huella positiva está directamente relacionada con la profesionalidad (ser un buen profesional en tu área, desempeñarse bien en el trabajo, cumplir con las responsabilidades que se asumen…), y sobre todo, con aspectos como la autenticidad, la coherencia y la integridad (ser uno mismo y actuar conforme a unos principios y valores…); con la capacidad de colaboración y relación (es decir, no vivir sólo mirándose el ombligo, sino ser capaz de trabajar en equipo, generar relaciones, cooperar y ayudar a otros); con la voluntad para dar lo mejor de uno siempre, la curiosidad, el aprendizaje (la mejora continua, el desarrollo y el crecimiento profesional…)…
Al final, los profesionales que dejan huella son aquellos que son auténticos y naturales; nos resultan creíbles y confiables porque manifiestan unos valores y una integridad; con los que se puede contar y están ahí cuando los necesitas; aquellos de los que se puede aprender, que suponen también un referente y estímulo de mejora continua para nosotros, es decir, ayudan a crecer a los demás…
¿Y en el caso de un cazatalentos? ¿En qué se fija para encontrar a un posible candidato?
Samuel Pimentel: Es imposible generalizar ya que hay que tener en cuenta que cada empresa, cada puesto, incluso cada momento estratégico dentro de una misma compañía determina unas necesidades concretas. Todo ello hace que cada búsqueda sea diferente y única.
Nuestro trabajo consiste en ayudar al cliente a identificar a los mejores para atender sus necesidades y alinear expectativas mutuas –de empresa y profesional- para conseguir forjar una relación de éxito y sostenida en el tiempo entre ellos. Por eso, aunque se suele decir que los cazatalentos trabajamos con profesionales destacados en su ámbito, que poseen una sólida experiencia y formación, una trayectoria solvente y una buena reputación, todo lo cual es cierto, igual lo es que no existe el candidato perfecto para todo y para todos. Por eso para mí lo más importante y a lo que prestamos más atención y dedicación es a la parte de identificar, por un lado, la adecuación candidato-empresa y candidato-jefe y, por otro, la capacidad del profesional de impactar en la organización y aportar valor en el reto que se le ofrece.
¿Recibir “la llamada” es cuestión de suerte o es algo que se trabaja?
Samuel Pimentel: Decía el expresidente de EEUU Thomas Jefferson:“Yo creo bastante en la suerte. Y he constatado que, cuanto más duro trabajo, más suerte tengo”. La llamada es la resultante de una combinación de varios factores:
- De tu grado de empleabilidad: tienes que estar muy alienado con lo que las empresas necesitan y el mercado demanda. Si te quedas obsoleto o desactualizado, tus posibilidades de recibir “la llamada” serán nulas.
- De tu trayectoria profesional: tienes que ser bueno en lo que haces, un profesional destacado en tu área; tener una trayectoria profesional coherente y solvente…
- De tu autoconocimiento: tienes que ser capaz de demostrar quién eres, qué es lo que te hace diferente y especial, y dónde aportas valor.
- De tu reputación, visibilidad y networking: si consigues ser una persona valorada, respetada y recomendada, y construir una buena red profesional, se incrementarán y muchos tus oportunidades de recibir esa llamada…
… la suerte también ayuda, pero sobre todo, la suerte que menciona Jefferson….