“La demanda de experiencia por parte de las empresas no ha cambiado con los años, pero sí lo ha hecho la exigencia de que sean personas circulares, no lineales. Antes demandaban un MBA, formación y experiencia. Ahora solicitan muchas características personales: gente con capacidad de adaptación, con tablas, etc. La inteligencia emocional está más presente en los perfiles. Cada empresa es una cultura diferente, pero al final a uno le despiden por su carácter, no por su curriculum”, explica Belén Serra, Socia Directora General de Ackermann International Barcelona en esta entrevista en el diario Expansión.
Y si las empresas demandan a directivos con personalidades más ‘circulares’, los candidatos exigen a las compañías una mayor claridad en los contratos laborales. “El paradigma ha cambiado por completo: antes el trabajo era para toda la vida y sobre la mesa se ponía la cultura del esfuerzo. Ahora se está poniendo en valor cada vez más la claridad en el contrato, que empresa y trabajador pacten qué valor aportará cada uno al otro”, señala Serra.