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Reputación y liderazgo, balones de oxigeno en la travesía de selección de un directivo

Por Samuel Pimentel, Presidente de Ackermann International

Un proceso de selección de directivos y de talento cualificado -es decir, de profesionales altamente valorados y demandados en el mercado- es como una travesía. Un viaje desde un objetivo hasta una meta, pero con un alto componente de incertidumbre por la multitud de variables que interfieren en él y que le dotan de un carácter único y especial y lo convierten en toda una aventura.

Toda buena aventura o travesía que se precie implica la conquista de sucesivos hitos, la superación de diversas hazañas que son las que van marcado el progreso. En el caso de un proceso de selección, hay dos cimas que resulta clave superar para poder concluirlo con éxito y sobre las que hoy me gustaría llamar la atención.

Por un lado tenemos la que podríamos denominar la cima de la oportunidad. Ésta aparece al comienzo el viaje, en el momento en el que contactas con un candidato para invitarle a participar en el proceso. Primera prueba de fuego, primer desafío a batir… primer hito a conquistar para poder avanzar… Necesitas que el candidato te escuche, despertar su curiosidad y captar su interés por el proceso… y esto, en un mercado tan altamente competitivo como el actual no es tarea que resulte, primero, sencilla (el talento altamente cualificado está muy disputado) ni, segundo, baladí (no es un talento que abunde en el mercado).

¿Qué factor nos inyecta oxigeno para la superación de esta cima? En esta etapa de la travesía el elemento “dónde” juega un papel decisivo y con ese dónde me refiero a la compañía. El directivo y el profesional altamente cualificado –con capacidad ambos para escoger- dan una importancia suprema al tipo de compañía, la solidez, la credibilidad y el prestigio. Contar, por tanto, con una sólida reputación corporativa es un balón de oxigeno para poder coronar esta cima. Y una buena reputación no es el resultado de un trabajo de imagen sino de hacer las cosas bien en múltiples ámbitos: financiero, comercial, internacional, ético, etc.; algo que no sólo está al alcance de todas las compañías, independientemente de su tamaño, sino que es obligación para todas ellas porque si no existe un buen proyecto detrás del puesto que tratas de “vender” a ese candidato, olvídate de poder superar esta primera prueba de fuego.

El directivo y el profesional altamente cualificado –con capacidad ambos para escoger- dan una importancia suprema al tipo de compañía, la solidez, la credibilidad y el prestigio

El segundo hito crítico a escalar es la cima de la decisión. Cuando al final del proceso encontramos al candidato adecuado, es vital conseguir que ese profesional acepte la oferta. En esta etapa de la travesía, llegado el momento de la verdad, un driver que entra en juego y con fuerza es el para “quién”, es decir, el jefe. Se dice que el principal motivo por el que un profesional abandona una compañía es el jefe, algo que es cierto. Pero de igual modo, el jefe para el que empezaría a trabajar desempeña un importante papel como factor de atracción e impulsor de la decisión de un candidato para aceptar la oferta. Cuando el candidato conoce el equipo en el que va a integrarse y especialmente cuando surge la chispa con su superior/es se produce un gran avance en el viaje. Si hay dudas respecto al liderazgo en el equipo y en la organización, se nos corta el oxigeno para continuar…

El jefe desempeña un importante papel como factor de atracción e impulsor de la decisión de un candidato para aceptar la oferta

Por tanto, mi recomendación para todos aquellos que vayan a embarcarse en esta travesía es que revisen el correcto estado de ambos factores: reputación y liderazgo antes de comenzar, ya que llevar ambos elementos en la mochila ayuda a rendir mucho mejor y a conquistar el éxito…

 

 

 

 

 

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